martes, 30 de abril de 2013

Castillos de naipes

Esperanza firme o seguridad que se tiene sobre alguien o algo: confianza.

La confianza es como un castillo de naipes, cuesta muchísimo de construir. Es necesario tratar las cartas con cuidado para que no se doblen en exceso y alinearlas bien para poder sostener con seguridad a las que vayan a colocarse encima. Por esta razón, es determinante que la base sea firme, capaz de resistir tantos pisos como se quiera poner. También es importante tener paciencia, no hay prisa por construir ese castillo; de hecho, es un castillo que jamás acaba de construirse, es como la Sagrada Familia de Barcelona (ba-dum tssss). Además, a medida que va aumentando el número de pisos, hay que seguir cuidando y teniendo muy en cuenta los pisos inferiores (y la base, no te olvides de la base, ¡por favor!).

¿Qué pasa cuando se descuida algún piso? ¿Qué pasa cuando se confía en que las cartas estarán alineadas viendo que esa parte del castillo está un poco inestable? Como es de esperar, tarde o temprano ese piso va a deshacerse; aunque es más que probable que los pisos inferiores no sigan ese camino, sabemos que intactos no quedan. Sabemos que, aunque sea por milímetros, han quedado afectados. Sin embargo, podemos seguir con la construcción del castillo, aunque esta vez con mucho más cuidado, pues es más que probable que el castillo no sea seguro.


Y... ¿qué pasa cuando, con o sin intención, quitamos una carta de la base? Nos podemos hacer una idea del desenlace, ¿verdad? Ni castillo, ni pisos. Un puñado de cartas tiradas; algunas boca arriba, otras boca abajo, otras tantas dobladas. ¿Y ahora qué? Dos opciones: podemos tirar la toalla, rendirnos y que sea otrx quien se arriesgue a construir un castillo "herido"; o bien podemos volver a intentar levantarlo, siendo conscientes de qué cartas se pueden volver a utilizar y arreglar. Depende de lo que nos importe el/la dueñx del castillo.

En algún momento de nuestra vida hemos sido constructorxs y castillos; en algún momento de nuestra vida hemos quitado una carta por accidente o a conciencia; en algún momento de nuestra vida nos han derribado nuestro castillo de naipes. La experiencia nos vale para tener más cuidado a la hora de construir y para hacer nuestras cartas más fuertes cuando alguien se tome la valentía de levantar nuestro castillo.

Los castillos de naipes son tan extremadamente delicados que, en un descuido, se puede echar a perder en cuestión de segundos un trabajo de horas.
La confianza es tan extremadamente delicada que, en un descuido, se puede echar a perder en cuestión de segundos un trabajo de meses, o incluso años.

"El amor lo puede todo" dicen. La confianza es la base de cualquier relación -familiar, laboral, de amistad o de pareja- y, sin la base, no se puede construir ningún castillo. Por lo tanto, no descuidemos nuestras propias cartas, hagámoslas fuertes, resistentes, duras; y, sobre todo, no dejemos que nuestra baraja caiga en cualquier mano. No todo el mundo sabe construir castillos sólidos.



Marley.

2 comentarios:

  1. Y yo añadiría que también hay que tener el valor de negarle nuestra baraja a quien no le interesen nuestras cartas, así como de entregárselas a quien sabemos que va a cuidarlas ;)

    ResponderEliminar
  2. Totalmente de acuerdo. :) Además, creo que es más complicado apreciar y valorar a quien sabemos que nos las va a cuidar que negarle la baraja a quien no. Qué injusto.

    ResponderEliminar