Esperanza firme o seguridad que se tiene sobre alguien o algo: confianza.
La confianza es como un castillo de naipes, cuesta muchísimo de construir. Es necesario tratar las cartas con cuidado para que no se doblen en exceso y alinearlas bien para poder sostener con seguridad a las que vayan a colocarse encima. Por esta razón, es determinante que la base sea firme, capaz de resistir tantos pisos como se quiera poner. También es importante tener paciencia, no hay prisa por construir ese castillo; de hecho, es un castillo que jamás acaba de construirse, es como la Sagrada Familia de Barcelona (ba-dum tssss). Además, a medida que va aumentando el número de pisos, hay que seguir cuidando y teniendo muy en cuenta los pisos inferiores (y la base, no te olvides de la base, ¡por favor!).
¿Qué pasa cuando se descuida algún piso? ¿Qué pasa cuando se confía en que las cartas estarán alineadas viendo que esa parte del castillo está un poco inestable? Como es de esperar, tarde o temprano ese piso va a deshacerse; aunque es más que probable que los pisos inferiores no sigan ese camino, sabemos que intactos no quedan. Sabemos que, aunque sea por milímetros, han quedado afectados. Sin embargo, podemos seguir con la construcción del castillo, aunque esta vez con mucho más cuidado, pues es más que probable que el castillo no sea seguro.