martes, 31 de diciembre de 2013

2013 y sus cosas

Cada diciembre, pocos días antes de llegar a hoy, 31, me gusta dedicar una noche a recordar los momentos vividos desde el primer día de enero hasta entonces. Basta la compañía de una o dos personas (mejor si son personas que han estado presentes en esos momentos) y una botella de vino -lo odio, pero un buen vino da más clase a todo, eso es así-. Es curioso a la par que emotivo detenerse en lo que ocurrió en enero, en febrero, en marzo, en abril... Te empiezan a venir a la mente momentos, anécdotas y personas que hacía tiempo o que directamente no recordabas. Este ejercicio siempre me ha ayudado a reflexionar y detenerme a pensar en cómo era hace 12 meses y si soy la misma o he cambiado (para mejor o para peor) 365 días después.