A veces quisiera pegar un grito y deshacerme de todo lo que llevo dentro almacenado desde hace tiempo, pero cuando me dispongo a hacerlo entro en un inesperado mutismo. Siento que estoy intentando gritar, noto la tensión en las cuerdas vocales, pero es imposible emitir sonido alguno; ni siquiera puedo abrir la boca. Es como si mi conciencia me mandara señales: eh, frena el carro y aparta esa impulsividad, no la cagues como casi siempre.
Hoy forma parte de esos "a veces". Por suerte, a la escritura es difícil hacerla callar.
Marley.
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