martes, 8 de octubre de 2013

Última conexión

- Gracias por contestar...
- ???
- Te he escrito hace 23 minutos "q haces?" y no me has contestado, estás continuamente en línea y tu última conexión es de hace dos minutos, tampoco te cuesta tanto no? Vamos digo yo
- Estoy con unos amigos tomando algo y no estoy pendiente del móvil como comprenderás...
- No? Y por eso estás todo el rato en línea?
- Estoy en línea porque falta otra persona por llegar y me está hablando por aquí joder
- Vale, vale, tampoco hace falta que te pongas a la defensiva ;)
- No me pongo a la defensiva, es que menudo marcaje, ni que fuéramos pareja tía, el día que te eches novio... pobre de él
- Joder tranquila, no quería molestar, contesta cuando te dé la gana si eso
- Contestaré cuando pueda, no?
- Sí, o cuando te dé la gana
- Pues eso
- Vale ;)
(Conversación ficticia por WhatsApp, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia)



         Antes de ahondar en el tema que se va a tratar, quiero declarar que no es mi intención ir de indignada ni echar por tierra esta famosa aplicación porque, si así fuera, esta publicación se convertiría en demagogia pura y dura. Dicho esto...



       Hay gente que no está preparada psicológicamente para utilizar WhatsApp. Hay gente que vive esperando una notificación, el icono verde -o negro, según el modelo del móvil- en la esquina superior izquierda de la pantalla, el doble check.
     Los servicios de descarga de aplicaciones (App Store, Google Play, App World...) deberían plantearse pasar un test a los usuarios que quieran descargarse esta aplicación antes de hacerse con ella. Como la autorización para poder viajar a Estados Unidos: "¿Padece usted una enfermedad contagiosa, un desorden físico o mental, o es un consumidor o adicto a una droga? ¿Alguna vez ha estado o está ahora involucrado en espionaje o sabotaje, o en actividades terroristas?". Desde que existe WhatsApp, el índice de conductas psicópatas se ha incrementado; tú no te das cuenta, pero eres unx psicópata. Incluso yo soy una psicópata.

     Aunque cueste reconocerlo, WhatsApp se ha convertido en una "pseudonecesidad". ¿Recordáis cuando no existía WhatsApp? Lo sé, yo tampoco. Se nos ha olvidado por completo esa época en la que el móvil sólo se utilizaba para cosas útiles, como llamar o mandar un SMS cuando era estrictamente necesario; y eso cuando teníamos saldo.
         Antes no hablábamos tanto con lxs amigxs y no pasaba nada; bastaba un SMS para quedar y pasar un rato agradable:


"Qdamos 1 rato? A ls 6? Si s q si hazme 1 toke y si es q no hzme 2"

Nos poníamos al día, unas risas y hasta la próxima. Y ya no hablábamos hasta que nos encontrábamos en el instituto, por el pueblo o hasta que unx u otrx mandaba un SMS para volver a quedar.
        Ahora hay que hablar continuamente y ponerse al día en tiempo real y en presente continuo porque, si no lo haces, parece que eres menos amigx. El momento de quedar con una persona por WhatsApp también tiene miga -por no hablar de los grupos, de esos ya me encargaré próximamente:

16:52
- Ei, te apetece quedar un rato esta tarde?
- Claro, a qué hora?
- A la q quieras, a mí me da igual
- A mí también XD
- Pues... a las 18h?
- 19h mejor
- Vale, dónde?
- Donde quieras
- Quedamos en el bar de detrás de tu casa?
- Perfecto
- Pues nos vemos allí a las 19h
- Ok!

18:58
- Ya estoy aquí, por dónde paras?

19:03
- Eooo, estás de camino?
- Sí sí, estoy llegando!
- Ok ya te veo!
- Ok


        Nos sentamos, nos pedimos un par de cervezas y nuestra conversación se limita a repetir en lengua oral lo que ya nos hemos estado contando durante toda la semana por el móvil. Tiene que ser así porque no hay nada nuevo que contarse, y ya sabemos lo incómodos que son los silencios de más de tres minutos. Y digo tres minutos porque nos estamos acostumbrando a esos "microsilencios" llamados un momento que me están hablando.

      Cuando me inicié en el mundo smartphone con la Blackberry (lo sé, todos cometemos errores, ¿vale?) caí al momento en sus redes. Quedaba con amigxs y no soltaba el móvil; cuando no era el WhatsApp, era el BBMessenger. Una completa falta de respeto de la que te das cuenta con el tiempo.
        Me hace mucha gracia esa gente sin smartphone que se indignaba porque estabas más pendiente de quién te hablaba por WhatsApp que de las personas que tenías enfrente:


"he quedado contigo, no con tu puto móvil, me estás poniendo de los nervios y no estás escuchando nada de lo que te estoy contando"

Y cuando se hicieron con uno de ellos se convirtieron en algo peor de lo que criticaban.

Ésta es tu cara de "¿ahora ya no te quejas, eh, imbécil?"


       No quisiera concluir esta publicación sin hacer mención a aquellas personas que dicen o publican "estoy sin móvil porque se me cayó por la taza del váter". Pero vamos a ver...


¿Qué pelotas haces con el móvil dentro del baño?

En serio, ¿no puedes estar cinco minutos (a lo sumo, ya estés miccionando, defecando o tocándote como si fueras un *uto mono) sin mirar el teléfono?


    WhatsApp también es un arma de destrucción masiva contra las parejas. La última conexión ha roto más relaciones que la expresión "no es lo que parece". Es un hecho que esta aplicación deteriora mucho las relaciones; al empezar una, todo es fantástico porque quieres estar en contacto con esa persona continuamente y esa persona contigo.
        Pero llega un momento en que el encoñamiento máximo desciende y te das cuenta de que también tienes que prestar atención a otras cosas (trabajo, estudios, amigxs...). Eres consciente de que el encoñamiento desciende cuando, en lugar de 15 emoticonos que lanzan el besito con corazón, envía/s 7 y a lo mejor los que lanzan solo el beso; cuando las buenas noches significan "me voy a dormir" y sigue/s en línea un rato más. O no, pero no ha/s mandado emoticonos moñas en exceso para demostrar el amor que siente/s. Es aquí cuando empiezan las ralladas, los calentamientos de cabeza, los: 
¿si te has despedido de mí, qué haces conectadx?; anda que me das los buenos días; ¿qué haces con el móvil si me has dicho que estás trabajando y no puedes hablar?
Nos fiamos más de la última conexión y del doble check que de la persona que tenemos al lado y a quien supuestamente queremos.



          Pero no nos equivoquemos, la culpa no es de WhatsApp; hay gente que no entiende que hay momentos en los que no puedes contestar o, sencillamente, no te da la gana. Y no pasa nada, no eres peor persona por contestar cuando quieres o a quien quieres. Por esta razón estoy deseando que, en la próxima actualización, Android tome ejemplo de Apple y permita desactivar la última conexión. Aunque al principio jodería, estoy segura de que después lo agradeceríamos y nuestro porcentaje de conductas psicópatas se vería reducido.


       En conclusión, esta era tecnológica y de la comunicación se nos está yendo de las manos, y sinceramente pienso que lo que más escasea hoy en día es esto último: COMUNICACIÓN.






Marley.

3 comentarios:

  1. Más de una vez he pensado en desinstalar y volver al clásico sms. Si no fuera porque es útil y gratis... En fin, estás todo el día hablando con tus amigos, así no te entran nunca ganas de verlos, ni echas nada de menos porque lo tienes continuamente.
    (Por cierto, lo del móvil en el baño lleva pasando desde los nokia irrompibles. Se trata de que la gente los lleva en el bolsillo, y al subirse y bajarse los pantalones se puede salir XD)

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    1. No es cuestión de tenerlo o no tenerlo; es cuestión de saber utilizarlo. :)
      (A lo del móvil y los bolsillos traseros, mi pregunta sigue sin variar: ¿Qué pelotas haces con el móvil dentro del baño?) XD!

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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